Inés Abril - Cinco Días.com.- Los debates sobre el precio de la banda ancha en España están siempre rodeados de polémica. El Gobierno ha cuestionado sistemáticamente los informes de la OCDE y la Comisión Europea que apuntan a un coste más elevado en territorio nacional que en otros países desarrollados e incluso la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) es blanco de las críticas cada vez que publica estudios que comparan las tarifas nacionales con las europeas.
Las conclusiones, sin embargo, suelen ser las mismas: los usuarios españoles pagan algo más de media por su acceso a internet que sus colegas continentales. Telefónica, por ejemplo, vende a los clientes de O2 en Reino Unido un ADSL de ocho megas por menos de ocho euros al mes. En España, el producto más parecido cuesta 39,07 euros mensuales y es de tres megas.
A ello se añade otro veredicto de los estudios. La penetración de la banda ancha es inferior a la media Europea o de los países desarrollados. La OCDE lo ha vuelto a certificar con datos de junio.
Los operadores de banda ancha, sin embargo, se han mostrado más que reacios a rebajar los precios, tanto para mejorar la comparativa europea como para incentivar un mayor consumo. Así lo dice la resolución de la CMT en la que ha estudiado el mercado de banda ancha para decidir la nueva regulación a aplicar en este segmento. El regulador no hace comentarios ni compara los resultados con otros países. Se limita a reflejar la evolución del ingreso medio que logran los operadores por cliente y acceso desde el primer trimestre de 2006.
Han pasado casi tres años y la curva no se ha movido. Las oscilaciones entre lo que se cobraba a los clientes al principio y al final de la serie son mínimos. Quizá a finales de 2006 la competencia presionó algo más las tarifas, pero a partir de ahí la estabilidad es máxima. La rebaja de precios en tres años ronda el 5%, algo más en el caso de Telefónica y un poco menos para sus rivales. La factura media por acceso a internet a alta velocidad, sin llamadas ni cuota de línea, se sitúa en 31,1 euros, según los datos de la CMT.
La medida del ingreso medio por usuario permite eliminar de la comparación de precios las distorsiones de ofertas temporales o los problemas para determinar qué producto se vende más y, por tanto, debe ponderar en mayor término en el resultado. Y la conclusión es que los operadores españoles no han trasladado las mejoras de eficiencia, las economías de escala por tener más clientes o la amortización de algunas inversiones al precio.
'No existe un retroceso en los ingresos por competencia vía precio', admite una fuente del sector. 'Está claro que la estrategia de las compañías no ha pasado por lanzar productos más baratos. Los niveles de banda ancha más económicos se mantienen caros', añade.
Pero hay un elemento que el ingreso medio por usuario no tiene en cuenta, y es al que se aferran los operadores para asegurar que, en el fondo, los precios son más bajos. Y es que las cifras dicen lo que gasta de media cada usuario por su acceso, pero no a qué velocidad navega y ésta no era la misma en 2006 que en la actualidad.
'Damos más por el mismo precio', explican fuentes de las operadoras. Antes la velocidad media de navegación estaba en medio mega o uno, como mucho, y ahora se sitúa entre tres y seis megas.
El problema es que este proceso no se ha acompañado de una rebaja de las velocidades más bajas, lo que limita la capacidad de elección del usuario y deja igual el ingreso para las operadoras.
Por una competencia en servicios
Las operadoras de telecomunicaciones aseguran que conocen el mercado y las necesidades de los clientes y que en España la demanda no es de una bajada de precios, sino de más velocidad y más servicios. 'Que los precios se hayan mantenido no quiere decir que no haya competencia, pero la rivalidad es en servicios, no tanto en tarifas', explican fuentes de las operadoras.
Otro de sus argumentos es que las mejoras de velocidad y el lanzamiento de servicios de valor añadido cuestan dinero y deben actualizarse periódicamente, lo que impide que las mejoras de eficiencia se trasladen al precio, ya que sufragan esos otros avances. Y la constatación de ello, añaden estas fuentes, está en los resultados de muchas de las compañías del sector, que todavía están lejos de la rentabilidad.
Entre las compañías de banda ancha hay ciertas diferencias. Los datos de la CMT fijan en 31,1 euros el ingreso medio por acceso, pero el de Telefónica es un poco más alto -32,6 euros- y el de sus rivales, algo más bajo -29,1 euros-. Estas cifras, sin embargo, esconden la realidad del distinto nivel de competencia que hay en unas y otras zonas de España. Allí donde la banda ancha es indirecta, es decir, donde sólo Telefónica tiene red y el resto revende sus servicios, el ex monopolio es más barato que el resto, porque sus rivales afirman que los precios mayoristas que cobra no les dejan margen. En general, en estas zonas la banda ancha es más cara. En los núcleos más competitivos, hay más operadoras que tienen su propia red, lo que les da capacidad de lanzar ofertas a precios más bajos.
La banda ancha en España crece un 40% menos.
Las conclusiones, sin embargo, suelen ser las mismas: los usuarios españoles pagan algo más de media por su acceso a internet que sus colegas continentales. Telefónica, por ejemplo, vende a los clientes de O2 en Reino Unido un ADSL de ocho megas por menos de ocho euros al mes. En España, el producto más parecido cuesta 39,07 euros mensuales y es de tres megas.
A ello se añade otro veredicto de los estudios. La penetración de la banda ancha es inferior a la media Europea o de los países desarrollados. La OCDE lo ha vuelto a certificar con datos de junio.
Los operadores de banda ancha, sin embargo, se han mostrado más que reacios a rebajar los precios, tanto para mejorar la comparativa europea como para incentivar un mayor consumo. Así lo dice la resolución de la CMT en la que ha estudiado el mercado de banda ancha para decidir la nueva regulación a aplicar en este segmento. El regulador no hace comentarios ni compara los resultados con otros países. Se limita a reflejar la evolución del ingreso medio que logran los operadores por cliente y acceso desde el primer trimestre de 2006.
Han pasado casi tres años y la curva no se ha movido. Las oscilaciones entre lo que se cobraba a los clientes al principio y al final de la serie son mínimos. Quizá a finales de 2006 la competencia presionó algo más las tarifas, pero a partir de ahí la estabilidad es máxima. La rebaja de precios en tres años ronda el 5%, algo más en el caso de Telefónica y un poco menos para sus rivales. La factura media por acceso a internet a alta velocidad, sin llamadas ni cuota de línea, se sitúa en 31,1 euros, según los datos de la CMT.
La medida del ingreso medio por usuario permite eliminar de la comparación de precios las distorsiones de ofertas temporales o los problemas para determinar qué producto se vende más y, por tanto, debe ponderar en mayor término en el resultado. Y la conclusión es que los operadores españoles no han trasladado las mejoras de eficiencia, las economías de escala por tener más clientes o la amortización de algunas inversiones al precio.
'No existe un retroceso en los ingresos por competencia vía precio', admite una fuente del sector. 'Está claro que la estrategia de las compañías no ha pasado por lanzar productos más baratos. Los niveles de banda ancha más económicos se mantienen caros', añade.
Pero hay un elemento que el ingreso medio por usuario no tiene en cuenta, y es al que se aferran los operadores para asegurar que, en el fondo, los precios son más bajos. Y es que las cifras dicen lo que gasta de media cada usuario por su acceso, pero no a qué velocidad navega y ésta no era la misma en 2006 que en la actualidad.
'Damos más por el mismo precio', explican fuentes de las operadoras. Antes la velocidad media de navegación estaba en medio mega o uno, como mucho, y ahora se sitúa entre tres y seis megas.
El problema es que este proceso no se ha acompañado de una rebaja de las velocidades más bajas, lo que limita la capacidad de elección del usuario y deja igual el ingreso para las operadoras.
Por una competencia en servicios
Las operadoras de telecomunicaciones aseguran que conocen el mercado y las necesidades de los clientes y que en España la demanda no es de una bajada de precios, sino de más velocidad y más servicios. 'Que los precios se hayan mantenido no quiere decir que no haya competencia, pero la rivalidad es en servicios, no tanto en tarifas', explican fuentes de las operadoras.
Otro de sus argumentos es que las mejoras de velocidad y el lanzamiento de servicios de valor añadido cuestan dinero y deben actualizarse periódicamente, lo que impide que las mejoras de eficiencia se trasladen al precio, ya que sufragan esos otros avances. Y la constatación de ello, añaden estas fuentes, está en los resultados de muchas de las compañías del sector, que todavía están lejos de la rentabilidad.
Entre las compañías de banda ancha hay ciertas diferencias. Los datos de la CMT fijan en 31,1 euros el ingreso medio por acceso, pero el de Telefónica es un poco más alto -32,6 euros- y el de sus rivales, algo más bajo -29,1 euros-. Estas cifras, sin embargo, esconden la realidad del distinto nivel de competencia que hay en unas y otras zonas de España. Allí donde la banda ancha es indirecta, es decir, donde sólo Telefónica tiene red y el resto revende sus servicios, el ex monopolio es más barato que el resto, porque sus rivales afirman que los precios mayoristas que cobra no les dejan margen. En general, en estas zonas la banda ancha es más cara. En los núcleos más competitivos, hay más operadoras que tienen su propia red, lo que les da capacidad de lanzar ofertas a precios más bajos.
La banda ancha en España crece un 40% menos.