María G. Mayo (Expansión) - Sus señas de identidad son claras: es un fenómeno basado en las redes sociales. De hecho, su nombre parte de una etiqueta (en el argot de Twitter, 'hashtag') que se utiliza para ordenar los temas de conversación. Y se origina como una protesta a la aprobación por parte de PP, PSOE y CiU de la denominada 'Ley Sinde', aunque otras medidas (como la reducción de la velocidad máxima en carretera o la participación del ataque militar en Libia) también han propiciado sus críticas.
A priori, no tiene una estructura formal 'offline', aunque sí manifestaciones (hace unos días se realizó una pegada de carteles). Su fin último es movilizar a la ciudadanía para que no vote a estos partidos en las próximas elecciones del día 22 de mayo (no pide el voto para ningún otro, ni el voto el blanco ni la abstención).
Además, cuenta con un manifiesto. En él señala que a lo largo de los últimos años, el nivel de corrupción en la política española se ha disparado de manera alarmante en todo el arco parlamentario. Y añade: PSOE, PP y CiU han faltado a su principal obligación con la ciudadanía: defender la Constitución que juraron o prometieron acatar. La 'Ley Sinde' somete Internet a una legislación excepcional, con grave merma de los derechos a la libertad de expresión e información y a la tutela judicial efectiva, posibilitando un mayor control político de la red.
¿Quién está detrás?
En la red social Facebook, #Nolesvotes suma casi 7.000 seguidores y al buscar su nombre en Google, hay más de medio millón de referencias. Muy llamativo en un fenómeno con pocos meses de vida.
Y, aunque se trata una iniciativa ciudadana, hay algunas personalidades del mundo de internet que se han mostrado muy proactivas con la propuesta. El profesor del IE Business School Enrique Dans y el fundador de Menéame Ricardo Galli son algunos de ellos.
¿Qué significa en votos?
Más allá de su trascendencia mediática, ¿cuántos votos puede quitar #Nolesvotes? Los expertos en comunicación 'online' y electoral creen que es difícil de ponerle números, pero merece ser analizado.
Para Santos Ortega, director de Asuntos Públicos de MAS Consulting, se puede encuadrar dentro de un movimiento de 'grassroots campaign', que existen en el entorno anglosajón hace mucho tiempo, porque es una cultura que otorga gran importancia a la sociedad civil y a la iniciativa privada. Gracias a las nuevas tecnologías, la propagación y organización de estas campañas es cada vez más horizontal, extensa y poderosa, explica.
Desde su punto de vista, este fenómeno puede tener trascendencia. Todavía resulta difícil cuantificar su alcance, explica. Ortega señala, no obstante, es que Internet no es una moda y no es sólo para jóvenes. La clase política debe tomarse en serio Internet para escuchar al ciudadano y por la repercusión que le dan los medios de comunicación tradicionales a todo lo que tenga que ver con el entorno 2.0.
Por su parte, Elena Ibáñez, directora de Marca de la agencia Shackleton Buzz & Press, cree que hay que mirar más allá de la estimación de voto. Los ciudadanos están cada vez más cómodos y más animados a compartir sus opiniones sobre las decisiones políticas en la red. Gracias a Internet, además, es más fácil unir adeptos a distintas causas y que las manifestaciones más o menos organizadas de ciertos influenciadores en la red provoquen más ruido.
Carlos Ruiz Mateos, gerente de Asuntos Públicos en Llorente & Cuenca, es más escéptico con el resultado final del fenómeno. De igual manera que Internet es un canal extraordinario para darse a conocer, no es menos cierto que su éxito suele ser volátil debido a la amplia oferta existente, señala.
Desde su punto de vista, no tendrá impacto en la decisión de voto de los partidos mayoritarios en las municipales autonómicas de este año. Los ciudadanos necesitan otro proyecto, con nombre y apellidos, con ideas y con liderazgo para generar un trasvase significativo de votos, incluso aunque se pida la abstención o la reflexión crítica.
Ahora bien, admite Ruiz Mateos, #Nolesvotes tiene tiempo para armarse ante las elecciones generales de 2012.
Por ahora, la propuesta se encuentra entre las nominadas como mejor campaña en los medios sociales para los premios The BOBs, unos premios internacionales de blogs que organiza Deutsche Welle.
A priori, no tiene una estructura formal 'offline', aunque sí manifestaciones (hace unos días se realizó una pegada de carteles). Su fin último es movilizar a la ciudadanía para que no vote a estos partidos en las próximas elecciones del día 22 de mayo (no pide el voto para ningún otro, ni el voto el blanco ni la abstención).
Además, cuenta con un manifiesto. En él señala que a lo largo de los últimos años, el nivel de corrupción en la política española se ha disparado de manera alarmante en todo el arco parlamentario. Y añade: PSOE, PP y CiU han faltado a su principal obligación con la ciudadanía: defender la Constitución que juraron o prometieron acatar. La 'Ley Sinde' somete Internet a una legislación excepcional, con grave merma de los derechos a la libertad de expresión e información y a la tutela judicial efectiva, posibilitando un mayor control político de la red.
¿Quién está detrás?
En la red social Facebook, #Nolesvotes suma casi 7.000 seguidores y al buscar su nombre en Google, hay más de medio millón de referencias. Muy llamativo en un fenómeno con pocos meses de vida.
Y, aunque se trata una iniciativa ciudadana, hay algunas personalidades del mundo de internet que se han mostrado muy proactivas con la propuesta. El profesor del IE Business School Enrique Dans y el fundador de Menéame Ricardo Galli son algunos de ellos.
¿Qué significa en votos?
Más allá de su trascendencia mediática, ¿cuántos votos puede quitar #Nolesvotes? Los expertos en comunicación 'online' y electoral creen que es difícil de ponerle números, pero merece ser analizado.
Para Santos Ortega, director de Asuntos Públicos de MAS Consulting, se puede encuadrar dentro de un movimiento de 'grassroots campaign', que existen en el entorno anglosajón hace mucho tiempo, porque es una cultura que otorga gran importancia a la sociedad civil y a la iniciativa privada. Gracias a las nuevas tecnologías, la propagación y organización de estas campañas es cada vez más horizontal, extensa y poderosa, explica.
Desde su punto de vista, este fenómeno puede tener trascendencia. Todavía resulta difícil cuantificar su alcance, explica. Ortega señala, no obstante, es que Internet no es una moda y no es sólo para jóvenes. La clase política debe tomarse en serio Internet para escuchar al ciudadano y por la repercusión que le dan los medios de comunicación tradicionales a todo lo que tenga que ver con el entorno 2.0.
Por su parte, Elena Ibáñez, directora de Marca de la agencia Shackleton Buzz & Press, cree que hay que mirar más allá de la estimación de voto. Los ciudadanos están cada vez más cómodos y más animados a compartir sus opiniones sobre las decisiones políticas en la red. Gracias a Internet, además, es más fácil unir adeptos a distintas causas y que las manifestaciones más o menos organizadas de ciertos influenciadores en la red provoquen más ruido.
Carlos Ruiz Mateos, gerente de Asuntos Públicos en Llorente & Cuenca, es más escéptico con el resultado final del fenómeno. De igual manera que Internet es un canal extraordinario para darse a conocer, no es menos cierto que su éxito suele ser volátil debido a la amplia oferta existente, señala.
Desde su punto de vista, no tendrá impacto en la decisión de voto de los partidos mayoritarios en las municipales autonómicas de este año. Los ciudadanos necesitan otro proyecto, con nombre y apellidos, con ideas y con liderazgo para generar un trasvase significativo de votos, incluso aunque se pida la abstención o la reflexión crítica.
Ahora bien, admite Ruiz Mateos, #Nolesvotes tiene tiempo para armarse ante las elecciones generales de 2012.
Por ahora, la propuesta se encuentra entre las nominadas como mejor campaña en los medios sociales para los premios The BOBs, unos premios internacionales de blogs que organiza Deutsche Welle.