Estas posibilidades nuevas, que además tienen un atractivo mayor al avanzar técnicamente de forma muy acelerada, permiten con cualquier dispositivo y con una calidad que permite "vernos" abrir las relaciones sociales e interactuar en todas las facetas en las que lo hacen las personas. Pero esta situación genera formas de comunicación nuevas y requiere también que aprendamos a utilizarlas. Es decir, conocer los elementos que estamos empleando y las consecuencias que implican incorporarlos a la vida: ocio, relaciones amistad, relaciones afectivas, ideas sobre lo que nos rodea, trabajo, aprender, etc.
La virtualidad y la facilidad con que "hacemos" cosas en las redes sociales hace que se pierdan los referentes que permiten conocer a la persona, interpretar lo que quiere decir y sus intenciones, etc. y no tenemos información suficiente sobre la comunicación. No podemos adoptar conductas de un modelo de comunicación directa como "con las personas que viven a mi lado" con estas nuevas herramientas, o no podemos dejar "la puerta abierta de casa" y, sin embargo, eso hacemos con nuestro ordenador, móvil o tablet. La educación tiene como responsabilidad formar a las personas para su desarrollo personal y social y esas nuevas formas de relación y comunicación con las redes sociales plantean nuevas necesidades educativas en la sociedad actual. En ese proceso de formación en tecnologías que denominamos alfabetización digital, entran más aspectos que saber "cómo manejar este aparato".
El uso de las redes sociales implica análisis, sentido crítico y reflexivo sobre lo que hacemos, qué emitimos, qué ocurre con la información que compartimos, etc. El empleo de las redes sociales sin ser conscientes de que abren las puertas a cualquier conducta o intención significa no ser responsable de nuestros propios actos. Cualquier persona, y muy especialmente los menores, necesita actuar con seguridad en las redes sociales y la sociedad le tiene que ayudar a través de distintos agentes. Estos agentes nos acercan servicios que están abiertos a que cualquier persona pueda consultar y pedir ayuda (por ejemplo la Oficina de Seguridad del Internauta del Instituto Nacional de Ciberseguridad, o el Grupo de delitos informáticos o la Asociación de Internautas).
En este contexto tenemos que ser más activos y tomar medidas de seguridad: seguridad pasiva y activa. Seguridad pasiva poniendo programas como antivirus, troyanos, filtros, etc, controlando las conexiones de redes seguras para que no entren en nuestros datos o manejen nuestros aparatos a distancia, navegando por sitios seguros. Y seguridad activa con la información que ofrecemos, con nuestra intimidad, datos personales de riesgo, imagen, etc.
La seguridad en las redes sociales es importante y es una parte de la formación que necesitamos todas las personas, pero más las que están en proceso de formación y necesitan ayuda y acompañamiento en la experimentación con las herramientas tecnológicas. Entre esos servicios disponibles tenemos algunos de gran interés como "Chavales.es" del Gobierno o la ONG Protégeles y la iniciativa Pantallas Amigas. En el contexto de la educación también se aplican las redes para enseñar y aprender como un medio didáctico. Las redes sociales se emplean como herramientas que permiten la participación y actividad de las personas en un nivel más "horizontal" y que tiene instrumentos para realizar actividad, establecer formas de trabajo en grupo flexibles, debatir, crear información en diferentes lenguajes...
Se pueden usar desde un modelo en que se busca que los procesos de aprender impliquen actividad, participación y aprender con otros, en que aprender significa trabajar con la información y crear nuevas informaciones, procesos, resolver cuestiones, realizar proyectos. Estas posibilidades educativas permiten que se conozcan desde otro posicionamiento diferente al del ocio y comprender mejor como lograr que se empleen para la mejora de la persona y así la educación se aplica a la vida cotidiana.