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Auna, a las dos y a las tres


Cada vez que el ministro Piqué hace alguna declaración en materia de Telecomunicaciones pone en evidencia su desprecio por el interés general. La penúltima perla ha sido esta: “El Gobierno vería 'con simpatía' la fusión entre Uni2, Ono y Auna”.





Pero, ¿en qué piensa el ministro? ¿Acaso el señor Piqué no ha observado lo que está sucediendo en Auna, la única operadora en España que en estos momentos disfruta de todas las licencias posibles: Telefonía fija, Telefonía móvil, Lmds, Satélite y Umts? ¿No ve que, desde su reciente fusión, el caos impera en esa operadora, cuyo objetivo inmediato debe ser recuperar el valor que tenía antes de la fusión, si sus luchas intestinas le dejan alguna tranquilidad para hacerlo?

Lo que es más preocupante es que el ministro no repare en que Uni2 es France Telecom, empresa que acaba de recibir una poderosísima ayuda estatal que Bruselas ha pasado por alto y una operadora que, por otra parte, hace todo lo posible para que Telefónica tenga serias dificultades de operar en Francia.

Ni que decir tiene que ONO, una de las “cableras” que goza de una gestión más saneada y cierto crédito entre sus clientes, sufriría una pérdida irreparable si se fusionara con Auna, que ha convertido en pocos meses a las antiguas Supercable, Able, y Menta en la pesadilla de sus clientes.

El señor Piqué, en calidad de ciudadano, puede opinar como le venga en gana y hacer lo que quiera en función de sus legítimos intereses profesionales. Pero como hombre público, que es el caso que nos ocupa, debe velar por el interés general en vez de por el interés de empresas concretas.

Al grito de “todo por la liberalización” el ministro Piqué esta provocando el canibalismo del sector y su empobrecimiento. Los grandes perjudicados de este particular modo de actuar son la inversión, la financiación del servicio universal, los derechos de los usuarios, la calidad, la innovación y el desarrollo de la Sociedad de la Información.

Tribuna Libre de Víctor Domingo en El Confidencial Digital

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