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Rebajas de tarifas y más y mejores servicios, primeros efectos de la liberalización de las telecomunicaciones

Madrid. F. Cortés

Tarifas más bajas y mejores servicios. Esos son, según todos los expertos, los efectos más inmediatos y destacables de la liberalización de las telecomunicaciones españolas, un proceso que empezó hace tres años, con la introducción paulatina de la competencia en diferentes servicios, y que tendrá este martes, 1 de diciembre, su punto culminante. A partir de ese día, cualquier empresa que cumpla los requisitos establecidos por el regulador podrá entrar en el negocio telefónico. La competencia promete ser feroz y, como ya ha ocurrido en otros países, no todos los participantes sobrevivirán. De partida, sólo hay un ganador seguro: el usuario.

Más de cincuenta compañías se disputarán el recién abier-to mercado español de las telecomunicaciones. La mayoría de ellas serán lo que se denomina «operadoras de nicho», dirigidas principalmente a los clientes empresariales. Este segmento supone, hoy por hoy, la parte más «jugosa» del negocio, ya que requiere de unas inversiones mucho menores que las necesarias para acceder al cliente «residencial» (que es como se denomina al usuario normal y corriente).

No obstante, el ciudadano de a pie también verá cómo se amplía de forma sustancial su capacidad para elegir con quién contrata sus servicios de telefonía básica.

Oferta limitada

De momento, para las llamadas metropolitanas sólo hay una opción: Telefónica. Es la única compañía que tiene «bucle local» (la línea que entra en la casa del cliente). En las llamadas de larga distancia –interprovinciales e internacionales– la oferta ya es de dos –Telefónica y Retevisión– y el día 1 de diciembre se ampliará a tres, con la puesta en servicio de Uni2, el nuevo operador controlado por France Telecom.

Sin embargo, todo esto va a cambiar a partir de ahora. Tanto Retevisión como Uni2 están construyendo sus propias redes locales. A éstas se irán uniendo a lo largo de los próximos meses las compañías de cable, de ámbito local, que aunque ideadas para ofrecer televisión, también están habilitadas para prestar servicios de telefonía básica.

De esta manera, en un futuro no muy lejano, el usuario residencial podrá elegir entre cuatro ofertas distintas a la hora de contratar todo lo referente a su teléfono: Telefónica, Retevisión, Uni2 y la compañía de cable que opere allí donde viva (España está dividida en 43 demarcaciones de cable, de las cuales 39 tienen ya asignado su operador). También podrá tener contratado el servicio básico con una de estas cuatro y utilizar a las demás para hacer llamadas puntuales –por ejemplo, si hay una oferta concreta–, a través de lo que se denomina el «acceso indirecto», marcando un prefijo, tal y como hace ahora Retevisión con el «050» y empezará a hacer el martes Uni2 con el «052».

Las combinaciones para el cliente serán ilimitadas. Por ejemplo, se podrá «desenganchar» de Telefónica, conectarse a una operadora local de cable y utilizar también a Retevisión o Uni2 para llamar al extranjero o a otra provincia.

Además, hay otras cinco compañías –BT Telecomunicaciones, Jazz Telecom, Dinamic Telecom España, Viatel Spain y Airtel– que tienen solicitada licencia para dar telefonía básica a nivel nacional –previsiblemente a través del sistema de acceso indirecto–, con lo que se irán incorporando paulatinamente a la nómina de ofertas con que contará el usuario en el futuro.

También está por concretarse el papel que va a representar Airtel en el nuevo escenario de las telecomunicaciones españolas. La compa-ñía ya ha anunciado una alianza con British Telecom para ofrecer telefonía básica a clientes empresariales. Sin embargo, fuentes del sector dan por seguro que, si se vencen las reticencias de algunos de sus accionistas, terminará extendiendo su oferta al gran público. No en vano –recuerdan–, Airtel cuenta ya, de partida, con algo fundamental en este negocio: los clientes. Tiene 1.800.000 en su servicio de móvil y parece lógico que le sirvan de base para entrar en telefonía fija.

De esta manera, la oferta con la que en breve contará el negocio de la telefonía básica podría ampliarse hasta cinco: Telefónica, Retevisión, Uni2, compañías locales de cable y Airtel-British Telecom.

«Guerra» de precios

Además de una mayor posibilidad de elegir, la llegada de nuevos operadores va a suponer también un descenso de los precios actuales. Eso es algo en lo que están de acuerdo todos los expertos del sector. «Telefónica tiene los clientes y la única manera de quitárselos es ofreciendo tarifas más bajas que las suyas», señalan a ABC fuentes del sector, que recuerdan la «guerra» de precios en la que se enzarzaron Airtel y Telefónica en el móvil, o esta última compañía y Retevisión, que salió al mercado con unas tarifas para llamadas de larga distancia inferiores en algunos casos hasta un 50 por ciento a las que aplicaba Telefónica.

Además, cada «batalla» ha implicado también la aparición de nuevos conceptos tarifarios, ventajosos para el usuario, y la desaparición de otros que no lo eran tanto. En telefonía móvil han sido las tarjetas prepagadas; Retevisión generalizó la tarificación por segundos y suprimió la cuota de abono mensual, y, ahora, Uni2 elimina la cuota por establecimiento de llamada. El ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, cree que el ejemplo cundirá y todas estas novedades harán bajar incluso los precios de las llamadas locales, los más castigados por los últimos reajustes.

Precios y recibos

La experiencia registrada en otros países –por ejemplo Gran Bretaña, pionera en la liberalización de las telecomunicaciones– demuestra, sin embargo, que unos precios más bajos no implican necesariamente que el recibo telefónico mensual del usuario sea inferior, ya que el consumo aumenta. «No es que nos vayamos a pasar todo el día colgados al teléfono; pero sí es seguro que seremos menos escrupulosos a la hora de hacer nuestras llamadas», señalan fuentes del sector.

La liberalización, sin embargo, tiene todavía una serie de aspectos pendientes, que se irán resolviendo a lo largo de los próximos meses. El primero de ellos es el de la «preasignación», que es la posibilidad que tienen los usuarios de obligar a Telefónica a que predetermine su teléfono, para que todas sus llamadas se canalicen a través de alguno de los otros operadores, sin necesidad de desengancharse ni de marcar el correspondiente prefijo («050» para Retevisión o «052» para Uni2). Es algo garantizado por ley, pero que, por cuestiones meramente técnicas, no será posible hasta dentro de unos meses.

Llevarse el número

Lo mismo ocurre con la «portabilidad». El usuario tiene reconocido por ley el derecho a conservar su número de teléfono si decide darse de baja en Telefónica y marcharse a otra compañía. Este punto es fundamental para garantizar la igualdad de oportunidades, ya que la pérdida del número es uno de los factores que más retraen a los usuarios a la hora de estudiar el cambiar de operadora.

Otro punto, quizá el más importante, que todavía presenta dudas es el de las tarifas de interconexión. Los nuevos operadores utilizarán la red de Telefónica para prestar sus servicios y esta compañía les cobrará por este concepto. Estas tarifas han sido fijadas por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones y deben entrar en vigor el mismo 1 de diciembre. Sin embargo, Telefónica ha presentado ante la Audiencia Nacional un recurso contra las mismas, por considerar que lesionan gravemente sus intereses. Incluso ha cuantificado en 20.000 millones de pesetas las pérdidas que le generarán esos precios en 1999.

Desde Fomento se quita importancia a este recurso y se recuerda que la de las tarifas de interconexión es una cuestión «no pacífica» allí donde se ha ido abrierndo el mercado. En la mayoría de los países ya liberalizados, las tarifas están recurridas judicialmente.

En el plano meramente económico, la liberalización va a traer aparejada una inversión cercana a los seis billones de pesetas en los próximos diez años. Esa es la cantidad que se calcula que invertirán las operadoras –las nuevas y las ya existentes– en construir y ampliar sus redes. Desde el sector recuerdan que esa cantidad irá acompañada de su correspondiente creación de empleo, aún no cuantificada.

REPRODUCIDO DE ABC