Mohorte en Magnet.Xataka.- ¿Por qué? Porque tenemos un serio problema con el almacenamiento de información en la nube. Hay voces que se muestran incrédulas con el fallo humano de MySpace: gestionar el espacio digital para más de 50 millones de archivos es caro. Puede que un pedacito de la cultura humana se haya evaporado de la noche a la mañana, pero también es probable que lo que quede de MySpace lo agradezca a nivel financiero.
Almacenar un simple terabyte cuesta en torno a 3.351$. Al año.
En datos. Las cifras asustan. Generamos 2,5 ¡trillónones! de bytes al día. Enviamos más de 15 millones de mensajes de texto, subimos más de 46.000 fotografías a Instagram, publicamos más de 456.000 mensajes en Twitter y vemos más de 4.000.000 de vídeos en YouTube cada minuto. Va al alza: ya hay más de 3.700 millones de seres humanos conectados a Internet, y valiéndose cada vez más de servicios en la nube.
El 90% de los datos en Internet han sido creados en los dos últimos años.
¿Cómo gestionarlo? Es el gran dilema. "La nube" es en realidad muy física. Facebook, Google y Apple cuentan con gigantescas instalaciones destinadas al almacenamiento masivo de información, con un elevado consumo de energía y electricidad. Sólo en 2017 los centros de datos necesitan de 416 teravatios, un 3% de la producción eléctrica mundial y un 40% más que el consumo total del Reino Unido.
Es una demanda energética creciente en un mundo aún demasiado dependiente de los combustibles fósiles.
A futuro. Y no va a mejorar. Algunos estudios cifran en 44 zettabytes (44 trillones de gigabytes) el volumen de información producido por la humanidad para 2020. Otros trabajos calculan que para 2040 el volumen de datos multiplicará por diez nuestra capacidad para producir el hardware que lo sustenta. ¿Solución? Hay quien ya está investigando sistemas basados en el ADN o técnicas de ultracongelación.
¿Qué significa? Que a largo plazo quizá tengamos más datos de los que podamos almacenar, pagar o proveer de energía. Y que para algunas grandes empresas eliminar información resulte atractivo. El caso de MySpace es sintomático: pese al carácter dramático de su borrado, lo cierto es que una buena porción de aquellas canciones pervivirá en colecciones privadas. Otras seguirán en otras plataformas.
De fondo, la humanidad afronta otro dilema: la discutible necesidad de almacenar toda creación artística o cultural. Un debate aparejado a nuestro problema con los datos.